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Boletín mensual de Heales. La muerte de la muerte. N°158. Mayo 2022. La felicidad y la longevidad

«Todo hombre desea vivir mucho tiempo, pero ningún hombre desea ser viejo». Jonathan Swift, sacerdote, escritor, 1726 (Los viajes de Gulliver: viajes a varias naciones remotas del mundo) 


Tema del mes: La felicidad y la longevidad


Introducción

El boletín de este mes sólo trata de las mejoras moderadas de la longevidad a través de nuestras formas de disfrutar la vida. Los  fieles lectores de este boletín saben que sólo un avance científico médico radical podría hacer posible una vida mucho más allá de nuestros límites biológicos. Pero mientras se trabaja en este objetivo de largo plazo, también hay que encontrar formas de alargar la vida y ser felices, ¿por qué no?

Diferentes autores tienen diversas descripciones de lo que es la felicidad, y la definición de la felicidad ha sido en gran medida subjetiva. Cada persona tiene su propia percepción de la felicidad. En psicología, existen dos concepciones populares de la felicidad: la hedónica y la eudaimónica

Por otra parte, numerosos estudios de psicología del comportamiento demuestran que cada individuo fluctúa en torno a un gradiente de felicidad que tiene un máximo, un mínimo y una zona de equilibrio. Esta es la teoría de la cinta hedónica (o adaptación hedónica). Independientemente de los acontecimientos felices o infelices que experimentemos, tendríamos la tendencia de volver a este punto de equilibrio. Se plantea entonces la cuestión de si podríamos elevar este gradiente de felicidad, posiblemente a través de la tecnología, y si elevarlo podría tener un impacto en la longevidad.

La felicidad hedonista se consigue a través de experiencias de placer y disfrute, mientras que la felicidad eudaimónica se consigue a través de experiencias de significado y propósito. 

Una revisión sistemática publicada en 2014 en el Iran Journal Public Health, concluye que la felicidad tiene un significado complejo y está compuesta por varios factores, que pueden dividirse en dos dimensiones: endógena (subfactores biológicos, cognitivos, de personalidad y éticos) y exógena (subfactores conductuales, socioculturales, económicos, geográficos, eventos vitales y estéticos). 

Optimizar la felicidad es un objetivo social deseable en sí mismo. Si ayuda a prolongar una vida sana, es una razón más para centrar nuestra atención en ella. Veamos, a través de un resumen de algunas investigaciones, cómo la sensación de bienestar y felicidad puede influir en nuestra longevidad.

Felicidad y salud física

Muchas investigaciones estudian la asociación entre la salud física y la felicidad, e inversamente otras investigaciones estudian la relación entre la enfermedad física (hipertensión, etc.) y la felicidad.

Sabemos, a través de la literatura, que la relación entre salud física y bienestar es bidireccional. El bienestar puede ser un factor de protección para el mantenimiento de la salud, pero un deterioro de la salud también puede desencadenar un deterioro del bienestar. Las personas mayores que padecen ciertas enfermedades como por ejemplo la cardiopatía coronaria o la artritis, muestran tanto niveles de depresión como un deterioro del bienestar hedónico y eudaimónico. 

En un análisis del Estudio longitudinal inglés sobre el envejecimiento, el bienestar eudaimónico se asoció a una mayor supervivencia. Las personas en el cuartil de bienestar más bajo murieron en un porcentaje mayor durante el periodo medio de seguimiento de 8,5 años, en comparación con las del cuartil de bienestar alto. Otros datos muestran una asociación entre el bienestar global hedónico y eudaimónico y el envejecimiento satisfactorio. Los niveles elevados de bienestar subjetivo pueden impulsar también la salud física y la longevidad.

Felicidad y riesgo de muerte

Una investigación realizada en Estados Unidos concluyó que la felicidad está relacionada con una vida más larga en los adultos estadounidenses. En comparación con las personas muy felices, el riesgo de muerte durante el periodo de seguimiento es un 6% más alto entre los que son bastante felices y un 14% más alto entre los que no lo son, una vez deducido el estado civil, la situación socioeconómica, la división del censo y la asistencia religiosa. Una conclusión similar es la del Estudio longitudinal inglés sobre el envejecimiento, que muestra que el bienestar personal está asociado a una mayor tasa de supervivencia, aunque esta relación pueda variar entre naciones.

Sin embargo, ¿hasta qué punto es diferente esta relación, en otros países con distinta situación económica?

Un estudio ecológico que utilizó datos de 151 países concluyó que una mayor sensación de bienestar tiene una fuerte relación con la esperanza de vida, independientemente de la situación económica o el tamaño de la población.

Basándonos en todos estos elementos, podemos decir que el bienestar tiene probablemente un papel protector en la supervivencia. Sin embargo, basándose en el aspecto bidireccional de la relación descrita, es particularmente difícil saber si tratar específicamente de mejorar la felicidad puede ser realmente positivo para la longevidad saludable. Cabe señalar que la dificultad para distinguir causa y efecto es común en muchos aspectos de la longevidad. Por ejemplo, los estudios concluyen que «el ejercicio es bueno para la longevidad». Pero como las personas enfermas hacen menos ejercicio, esto no demuestra que el ejercicio en sí mismo sea bueno para la longevidad.

Bienestar psicológico y envejecimiento satisfactorio

Definir el envejecimiento con éxito no es fácil, y todavía no hay consenso entre los investigadores en este campo. Numerosos estudios afirman que el bienestar físico y psicosocial en la vejez es parte integrante de envejecer bien. Se necesitan más investigaciones en este campo, pero lo que es casi seguro es que la infelicidad tiene un efecto negativo en la salud de las personas y aún más en su salud mental. En un estudio transversal en el que se compararon ancianos japoneses y coreanos, se comprobó que la mala salud física estaba correlacionada con síntomas depresivos en ambos grupos. De hecho, en psicología, el bienestar psicológico se define como el nivel de felicidad/salud psicológica de una persona, que abarca la satisfacción vital y los sentimientos de realización. Un estudio asiático concluye que las actividades, políticas y programas que mantienen o mejoran la felicidad pueden ser beneficiosos para alargar la vida de las personas mayores. Sin embargo, la cantidad de estrés que acumulamos progresivamente a medida que envejecemos y la incapacidad de gestionar las adversidades de la vida y las situaciones estresantes pueden afectar negativamente a nuestra salud y calidad de vida en la vejez. En otras palabras, nuestra capacidad para afrontar el estrés es uno de los determinantes importantes de la longevidad y la calidad de vida.

La felicidad en las personas mayores

El envejecimiento feliz forma parte del envejecimiento saludable. Algunas características como: el deterioro cognitivo, las enfermedades cardiovasculares, la neuropatología, la reducción de la actividad, los acontecimientos vitales estresantes y el insomnio han sido considerados por los investigadores como las principales fuente de depresión y factores que contribuyen a la infelicidad en las personas mayores. Por otro lado, el compromiso, la sensación de dominio, la regulación de las emociones, la red social cercana y el sentido de la vida se consideran factores protectores de la depresión y factores que contribuyen a la felicidad en la vejez. La felicidad es uno de los determinantes del envejecimiento saludable. Un estudio reciente publicado en 2020 concluyó que el bienestar está asociado a la edad. Veamos cuáles son las características de la felicidad en las personas mayores.

Envejecer podría significar: 

  • Una mejor comprensión de la vida 
  • Una apreciación más profunda del valor de la vida 
  • Una sensación de logro junto con una plenitud
  • Una mayor capacidad para comprender y manejar las vicisitudes de la vida 
  • Menos presión y aspiraciones sobre sí mismo
  • Una mejor apreciación del momento presente 
  • Menos preocupaciones para el futuro

Por supuesto, todas esas características están asociadas a la presencia de los factores de protección que hemos mencionado anteriormente.

Conclusión

Como ya se ha dicho, la felicidad sólo desempeña un papel moderado en el aumento de la duración de la vida. Sin embargo, es importante explorar esta vía, siempre que tengamos en cuenta los demás objetivos.

Dicho esto, mencionemos estas cuatro razones por las que la gerontología debería invertir en la investigación sobre la felicidad, extraídas de un artículo de Andrew Steptoe, de la revista Gerontology.

  • La felicidad no es simplemente lo contrário de la depresión, la ansiedad o la angustia, sino que tiene una relación distinta con una serie de resultados, por lo que se beneficia del estudio en sí mismo.
  • La felicidad parece ser un factor de protección contra la morbilidad y la mortalidad; aunque los estudios son complejos y tardan mucho en completarse, se están acumulando pruebas de que una mayor felicidad predice una mejor supervivencia entre las personas mayores, independientemente de las covariables, como el estado de salud y la depresión.
  • La felicidad tiene amplias ramificaciones a edades avanzadas, ya que está relacionada con las relaciones personales y sociales, la prosperidad económica, los factores de riesgo biológico, las conductas sanitarias y el uso del tiempo, además de la salud. 
  • La felicidad es maleable y puede modificarse de forma que mejore la salud y el bienestar de las personas mayores.

Las buenas y malas noticias del mes


Después de muchas investigaciones sobre los efectos de la transfusión de materiales de animales jóvenes a animales viejos, en estas últimas semanas algunos procedimientos han mostrado resultados significativos.

Los investigadores han demostrado que la transferencia de microbiota fecal entre ratones jóvenes y envejecidos revierte las características del envejecimiento del intestino, los ojos y el cerebro. Descubrieron que los perfiles de composición de la microbiota y las especies clave enriquecidas se transfieren con éxito mediante el trasplante de microbiota fecal (FMT) entre ratones jóvenes y envejecidos y que el FMT modula los perfiles de las vías metabólicas resultantes. La transferencia de la microbiota de un donante envejecido a ratones jóvenes acelera la inflamación del sistema nervioso central (SNC) asociada a la edad, la inflamación de la retina y la señalización de citoquinas y promueve la pérdida de proteínas funcionales clave en el ojo. Por el contrario, estos efectos perjudiciales pueden revertirse con la transferencia de microbiota de donantes jóvenes.  

La segunda buena noticia es que se ha demostrado que el líquido cefalorraquídeo (LCR) de ratones jóvenes puede mejorar la función de la memoria en ratones mayores. Una infusión cerebral directa de LCR joven probablemente mejore la conductividad de las neuronas de los ratones envejecidos, lo que mejora el proceso de creación de memorias y recuerdo. La infusión de una proteína aislada del LCR, el factor de crecimiento de fibroblastos (FGF17), también ha demostrado resultados similares con relación a restaurar la memoria en ratones viejos. Además, la administración a los ratones de un anticuerpo que bloqueaba la función del Fgf17 mermaba la capacidad de memoria de los roedores.  

Pasemos a las noticias no tan buenas.

El mes pasado, el boletín mencionó la muy mala noticia de una disminución mundial de la esperanza de vida en 2020 y 2021. Sin embargo, el Banco Mundial publicó otros datos. Según este importante organismo, en 2020 no habría ninguna disminución, sino sólo un statu quo en cuanto a la esperanza de vida mundial (precisamente -0,01%). Si se confirma este estudio, la situación seguiría siendo mala (primera vez sin crecimiento desde hace 70 años), pero menos mala de lo que se ha dicho. También hay que señalar que a pesar de todas las estadísticas y estudios, seguimos teniendo grandes divergencias de análisis en cuanto al impacto del Covid-19 incluso sobre la información básica que es «cuántas muertes».

Otras noticias científicas en mayo de Heales. 


Para más información

Boletín mensual de Heales. La muerte de la muerte. N°157. ABril 2022. Autoexperimentación y longevidad

«También me alegro de que podamos dejar que la ciencia progrese, de que le demos los medios para progresar. Porque aunque haya riesgos en el progreso de la ciencia, le debemos mucho con relación a la calidad de nuestra vida y sobre todo a la prolongación de nuestra esperanza de vida. Y mientras no estemos seguros de lo que va a pasar, debemos esperar que la ciencia siga manteniéndonos vivos y con buena salud el mayor tiempo posible aquí en la tierra».
Pierre-Yves Maillard, vicepresidente del Partido Socialista Suizo, 2013.


Tema del mes: Autoexperimentación y longevidad


Introducción

La lentitud de las terapias médicas para alargar la vida sana tiene múltiples causas: normas engorrosas, costosas y que requieren mucho tiempo, patentes que impiden compartir los conocimientos, falta de transparencia debido a las leyes de privacidad, falta de publicación de los resultados y de experimentación en los ancianos, y falta de ensayos que respeten rigurosamente los principios científicos, incluido el doble ciego. Esta carta examina algunas de las formas en que se puede acelerar esta investigación.

Definición

La autoexperimentación se refiere al caso especial de investigación en que el investigador realiza el experimento sobre sí mismo.

También conocida como investigación científica personal, la autoexperimentación es un ejemplo de ciencia participativa, ya que también pueden llevarla a cabo pacientes o personas interesadas en su propia salud y bienestar, tanto como sujetos de investigación como auto experimentadores.

Cabe señalar que, además de la autoexperimentación, para obtener resultados más rápidos, algunas personas llevan a cabo lo que se denomina «Prueba de infección humana controlada«, es decir, experimentos que implican la exposición intencionada del sujeto a la condición que se está probando (por ejemplo, la exposición voluntaria a enfermedades víricas para ensayos de vacunas).

Historia

La autoexperimentación se ha practicado durante siglos. Muchos científicos han arriesgado su propia salud para contribuir al avance de la medicina.

Entre los pioneros de la autoexperimentación:

Más recientemente, el autor de best-sellers Tim Ferriss afirmó ser un autoexperimentador extremo. Alexander Shulgin, farmacólogo y químico estadounidense, es conocido por crear nuevas sustancias químicas psicoactivas. Ha dedicado toda su carrera a la autoexperimentación, publicando sus resultados en libros muy aclamados. Por último, Josiah Zayner (empresa The Odin) es un famoso biohacker que en 2016 realizó un trasplante de microbiota que incluía un trasplante fecal, en un intento de resolver problemas de salud, entre ellos los gastrointestinales.

El «Análisis Personal» es un fenómeno nacido en Estados Unidos en la década de 2000, que consiste en utilizar herramientas conectadas o aplicaciones móviles dedicadas a la salud para medir, analizar y compartir datos personales. Entre las herramientas conectadas, se encuentran los monitores de actividad física (pulseras, relojes, podómetros, etc), los registradores del sueño, las básculas conectadas o las aplicaciones móviles dedicadas a la salud de la mujer (seguimiento de la menstruación, el embarazo, etc).

Autoexperimentación en el ámbito de la longevidad

Liz Parrish, directora general de BioViva, es una de las más conocidas autoexperimentadoras. En 2015, viajó a Colombia para convertirse en la «paciente cero» (la 1ª persona en probar) dos terapias antienvejecimiento. Estas consisten en dos tipos de inyecciones: un inhibidor de la miostatina para prevenir la pérdida de músculo relacionada con la edad; y una terapia génica con telomerasa para alargar los telómeros.

Algunas personas, en su mayoría autodidactas y llamadas biohackers, también se dedican a la investigación de la longevidad experimentando con ellos mismos.

Este es el caso de Ken Scott, un entusiasta de la longevidad de 78 años que ha cambiado su estilo de vida en los últimos 10 años. Cada tres meses, se inyecta 1 cc de exosomas amnióticos y Dasatinib, un fármaco anticanceroso que se cree que ayuda a eliminar las células senescentes dañinas del organismo.

Para estos experimentadores, las normas de la FDA que rigen los ensayos clínicos frustran su deseo de probar nuevas tecnologías médicas. Además, también está la cuestión del coste y el tiempo. Un estudio realizado por la London School of Economics descubrió que el precio medio para sacar un medicamento al mercado era de 1.300 millones de dólares. Y una investigación de BIO descubrió que se tarda una media de 10,5 años desde que un fármaco está en la fase 1 de un ensayo clínico, es decir, el primer ensayo en humanos, hasta el momento de la aprobación reglamentaria.

Afortunadamente para los biohackers, hay muchas herramientas más baratas y de más fácil acceso para medir sus propios datos médicos. Por ejemplo, InsideTracker, una empresa de vigilancia de la salud en EE.UU., ofrece un análisis completo por 590 dólares que incluye una prueba de 43 biomarcadores sanguíneos.

Además, uno de los activistas de longevidad más informados, llamado Reason, ha publicado guías detalladas para la autoexperimentación en su sitio web Fight Aging.

Conclusión

Los autoexperimentos permiten avances médicos. En lo que respecta al envejecimiento, esto es especialmente deseable porque la mayoría de los ensayos «clásicos» se realizan en sujetos jóvenes o muy sanos. Lo que debería estudiarse es el efecto en personas mayores o con salud deteriorada. 

Es importante que los cambios legislativos permitan o incluso favorezcan este tipo de investigación sin demora y sin más requisito que la garantía de un consentimiento verdaderamente libre (es decir, desinteresado económicamente) e informado.


Las buenas noticias del mes, pero también las malas noticias de los datos mundiales de la epidemia de Covid-19.


Ha salido a la luz el nuevo libro de Jean-Marc Lemaître «Guérir la vieillesse». «¿Y si la vejez fuera una enfermedad y pudiéramos curarla?» 

Un estudio publicado recientemente en PLOS Medicine muestra que la esperanza de vida sana está aumentando (= el número de años sanos que vive una persona) incluso para las personas con enfermedades crónicas comunes. Holly Bennett y los demás investigadores querían determinar si esta prolongación de la vida implica un aumento de los años con o sin discapacidad. El equipo analizó los datos de dos grandes estudios poblacionales de personas de 65 años o más en Inglaterra.

En el caso de los hombres y las mujeres con deterioro cognitivo, hay un aumento en el porcentaje de años que permanecen con discapacidad, tanto para los hombres como para las mujeres. Pero en general, el número medio de años de esperanza de vida sin discapacidad aumentó entre 1991 y 2011. Por ejemplo, las mujeres ganaron 2 años, y los hombres, 3,7 años. 

Pero junto a estas buenas noticias, hay desgraciadamente algunas malas. El investigador estadounidense P. Heuveline ha realizado una evaluación del impacto de la Covid-19 en la esperanza de vida. Esta evaluación es catastrófica. Es la primera disminución de la esperanza de vida en el mundo desde 1950. Y no sólo durante un año, sino durante dos años consecutivos. La esperanza de vida mundial disminuyó en 0,92 años entre 2019 y 2020 y en otros 0,72 años entre 2020 y 2021. Los ciudadanos del mundo han vuelto a la esperanza de vida de hace 10 años. Estos descensos anuales de la esperanza de vida suponen más de 15 millones de muertes adicionales en 2020 y 2021. Hay que tener en cuenta que esta cifra es todavía provisional. Hay que afinarla, pero sobre todo no hay certeza de que se vuelva a la normalidad. Sobre todo si la atención se afloja, si el apoyo a la investigación médica se debilita… Para los activistas de longevidad de 2022, ya no bastará con «encauzar el río del progreso», será necesario invertir la tendencia actual en términos de impacto real sobre la salud. 

Otras noticias científicas en abril de Heales.


Para más información

Boletín mensual de Heales. La muerte de la muerte. N° 156. Marzo 2022. La respiración y la longevidad.

La revolución de la longevidad (…) que está teniendo lugar hoy y (…) cambiará la vida humana, probablemente más que cualquier otra revolución que hayamos conocido en la historia de la humanidad. (…) Varios científicos muy serios nos hablan de esta revolución de la longevidad.

No son multimillonarios estadounidenses locos, ni transhumanistas delirantes. Son, por ejemplo, Jean-Claude Ameisen, que fue presidente del comité de ética, que es un tipo muy serio. (…) Tengo toda una serie de citas de profesores de medicina extraordinariamente serios que dicen que estamos en proceso de experimentar esta revolución de la longevidad.

Luc Ferry. Diciembre de 2021. Reunión del futuro.


Tema del mes: La respiración y la longevidad


Introducción

En la historia temprana de la vida, durante más de mil millones de años, el oxígeno era un veneno violento para los primeros organismos. Esto ocurría en la época de los organismos unicelulares, cuando era poco probable que los organismos envejecieran.

Hoy, el oxígeno es necesario para la mayoría de las especies vivas. Los pulmones aparecieron en las especies marinas hace al menos 420 millones de años. En los humanos, los pulmones son la fuente casi exclusiva de la respiración.

A lo largo de la vida, inhalamos unos 300 millones de litros de aire. Un litro de aire pesa poco más de un gramo, por lo que los 12 metros cúbicos que tomamos y exhalamos cada día son aproximadamente 15 kilos de gas.

Cuando se inhala, el aire está compuesto principalmente por nitrógeno (78%) y oxígeno (21%). El dióxido de carbono (CO2) sólo representa el 0,04% del aire inhalado. El oxígeno es necesario para el metabolismo del cuerpo, y el dióxido de carbono debe ser eliminado.

El aire exhalado tiene menos oxígeno (17%) y tiene más vapor de agua y CO2 (4%). Al exhalar, el aire también está cargado de aerosoles invisibles. Estos contienen virus y bacterias, posiblemente patógenos, procedentes de las vías respiratorias y de la cavidad bucal. Estos aerosoles contribuyen al fenómeno del contagio, incluso en ausencia de tos y estornudos. La tasa de aerosoles respiratorios tiende a aumentar con la edad.

Por desgracia, también absorbemos estos organismos de nuestros familiares, así como muchas otras sustancias, como las partículas finas de la contaminación, los alérgenos, etc.

La respiración también nos permite utilizar el sentido del olfato, la fascinante capacidad de las células olfativas que permiten a nuestro cerebro distinguir entre millones de olores a partir de cantidades ínfimas de sustancias volátiles. Con el avance de la edad, estas capacidades, al igual que otras, disminuyen de poco en poco y, hasta hoy, irreversiblemente.

¿Cuáles son las principales enfermedades pulmonares? Hay tres categorías principales.

  • Enfermedades agudas:

Enfermedades infecciosas de los bronquios (bronquitis) o del tejido pulmonar (neumonía). En ambos casos, la enfermedad es de origen bacteriano o vírico. La neumonía también puede ser causada por un hongo y la bronquitis por irritantes como el humo.

Los ancianos son muy vulnerables a estas enfermedades. El envejecimiento favorece el inicio de infecciones porque las defensas son más débiles y porque suele haber otras patologías o enfermedades crónicas presentes.

La bronquitis raramente es mortal, pero puede volverse crónica. La neumonía, en cambio, puede tener graves consecuencias para una persona mayor y llevarla a la muerte. Casi uno de cada cinco centenarios muere de neumonía, frente a sólo el 6% de las personas de 80 a 85 años.

  • Enfermedades pulmonares crónicas, incluyendo las siguientes:

El asma puede desarrollarse a cualquier edad. Cuando una persona mayor desarrolla asma, los síntomas son en su mayoría los mismos que afectan a los jóvenes. Sin embargo, es más arriesgado para una persona mayor, porque es más probable que desarrolle otros problemas respiratorios.

La EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) es una enfermedad inflamatoria común de los bronquios. Suele ser el resultado de una fuerte exposición a sustancias tóxicas inhaladas, como el tabaco o la contaminación. En las personas mayores, suele convertirse en una discapacidad respiratoria que requiere oxígeno en casa.

  • Cáncer de pulmón:

El cáncer de pulmón está causado principalmente por el tabaquismo, pero también por la exposición a sustancias como el amianto o la contaminación por partículas finas. En Bélgica, es el tercer cáncer más frecuente. Cada año, más de 3.000 personas de entre 60 y 70 años contraen cáncer de pulmón. La frecuencia de estos cánceres aumenta con la edad, pero disminuye después de los 70 años. Es uno de los cánceres más temidos, ya que sólo el 18% de los hombres y el 16% de las mujeres sobreviven más de 5 años.

¿Por qué las enfermedades respiratorias son más frecuentes en las personas mayores?

Porque el envejecimiento implica: 

  • Disminución de la fuerza muscular, especialmente en los músculos intercostales, los músculos de la espalda y los músculos respiratorios.
  • Disminución de la fuerza de la tos.
  • Disminución del aclaramiento de las vías respiratorias.
  • Disminución de la elasticidad de los tejidos debido a la degeneración de las fibras elásticas y a los cambios en el colágeno.
  • Fenómeno de la «inflamación relativa a la edad«.
  • Cambios en la respuesta inmunitaria.

Avances médicos e investigación

Antioxidantes

En primer lugar, podemos señalar que, sobre todo en el pasado, los antioxidantes se han considerado un medio para luchar contra el envejecimiento. La idea es que la respiración genera radicales libres con efectos nocivos y que sustancias pueden absorber estos radicales. Sin embargo, esto se refiere a la respiración a nivel de la célula, no específicamente de los pulmones. Además, hasta la fecha, ningún antioxidante ha demostrado un efecto de longevidad significativo e indiscutible. 

Terapia génica para enfermedades pulmonares

En cuanto a las enfermedades respiratorias, muchas son crónicas y a menudo de origen genético.

Los pulmones son un órgano accesible para la terapia génica, pero la complejidad de la estructura pulmonar presenta ciertas barreras físicas y químicas para la administración de vectores virales. Además de estas barreras, síntomas como una gruesa capa de mucosidad en el caso de la fibrosis quística complican el proceso.

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Medicine en 2020 resume los diversos avances en terapia génica para enfermedades respiratorias como la fibrosis quística, la deficiencia de alfa-1 antitripsina (AATD) y la discinesia ciliar primaria (PCD).

En las últimas décadas se han producido grandes avances en las terapias génicas para las enfermedades respiratorias. Sin embargo, los investigadores siguen trabajando en nuevos avances debido a la constante preocupación por la seguridad, la especificidad y la eficacia.

Células madre

Como en la mayor parte del resto del cuerpo, células madre pueden ser encontradas en los pulmones. Se está investigando el uso de células madre para la regeneración. En particular, es posible la creación de organoides, pero no hay aplicaciones directas reales para los seres humanos mayores.

Trasplantes

Los trasplantes de pulmón y tráquea siguen siendo una operación de excepción. En cuanto a otros órganos, también se prevén los xenotrasplantes (órganos procedentes de animales) y la bioimpresión (impresión de tejidos u órganos), pero aún no se han realizado.

Y más adelante

En este caso, como en otros, la combinación de conocimientos cada vez mayores, con un compromiso y una financiación amplios, puede dar lugar a progresos y avances graduales. Por ejemplo, los efectos catastróficos del covid en el sistema respiratorio de los ancianos se han reducido rápidamente. Esta es una de las razones del insuficiente pero significativo descenso de la mortalidad por esta enfermedad.


Buena noticia del mes:
Reprogramación celular eficaz en ratones envejecidos


Ya se sabía que la adición de una mezcla de 4 moléculas de reprogramación bajo el nombre de «factores de Yamanaka» a las células puede restablecer las marcas epigenéticas a su estado original. Esta reprogramación parcial durante cortos periodos de tiempo contrarresta los signos de envejecimiento y aumenta el tiempo de vida de los ratones con la enfermedad del envejecimiento prematuro.

En marzo de 2022, se publicó el siguiente artículo en Nature Aging: «La reprogramación parcial in vivo altera los cambios moleculares asociados a la edad durante el envejecimiento fisiológico en ratones.» En este trabajo se constata que la reprogramación parcial a largo plazo produce efectos de rejuvenecimiento en diferentes tejidos del ratón. Y que la duración del tratamiento determina el alcance de los efectos beneficiosos.

En un estudio reciente realizado por el profesor Juan Izpisua Belmonte y su equipo en el Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de Estudios Biológicos, los investigadores llevaron a cabo varios regímenes de reprogramación parcial a largo plazo en animales sanos, incluso con diferentes momentos de inicio, durante el envejecimiento fisiológico.

Un primer grupo de ratones recibió dosis regulares de factores de Yamanaka desde los 15 hasta los 22 meses de edad (equivalente humano: +/- 50 a 70 años). Un segundo grupo fue tratado de 12 a 22 meses (equivalente humano: +/- 35 a 70 años). Y por último, un tercer grupo fue tratado sólo durante un mes a la edad de 25 meses (equivalente humano: +/- 80 años). Desgraciadamente, tanto en estos experimentos como en muchos otros realizados con ratas o ratones, como los animales son sacrificados al final del experimento para poder analizar su estado fisiológico, no se conoce el resultado real en términos de vida máxima.

En comparación con los animales de control, no hubo alteraciones en las células sanguíneas ni cambios neurológicos en los ratones que recibieron los factores de Yamanaka.

Los investigadores afirman que los efectos rejuvenecedores están asociados a una inversión del reloj epigenético y a cambios metabólicos y transcriptómicos. El equipo científico planea ahora futuras investigaciones para analizar cómo se modifican moléculas y genes específicos con el tratamiento a largo plazo con los factores de Yamanaka.


Para más información: